Aquí tienes mi mano, la que se levantó
de la tierra, colmada como espiga en agosto.
Aquí están mis sentidos
de red afortunada,
mi corazón, lugar de las hogueras,
y mi cuerpo que siempre me acompaña.
He venido, feliz como los ríos,
cantando bajo un cielo de sauces y de álamos
hasta este mar de amor hermoso y grande.
Yo ya no espero, vivo.
Rosario Castellanos
Y haces muy bien!
ResponderEliminarVivir es respirar quizás al Olvido
ResponderEliminarme has encantado con tus letras