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miércoles, 5 de agosto de 2020

Agosto







SABÍA  QUE  VENDRÍAS


Sabía que vendrías,
te sentía en la leve caricia
de la noche,
en el loco fulgor de las estrellas.
Sabía que vendrías...
te esperaba,
día a día te contemplé
en las ramas de mis sueños
y un día apareciste por el viejo camino.
No venías en un carro de fuego,
ni anunciaban clarines tu llegada,
ni tu sonrisa era
la sonrisa del dueño.
Flotaba al viento
la capa de cristal de tu tristeza.
Avanzabas como teñido en alba, lentamente,
y estaban amarillas
las dos hojas de acacia
de tus ojos.
Tu boca era una herida
blanca y roja,
que poseía al mundo en su amargura.
Yo te esperaba, a la orilla del río,
mi cuerpo hecho sonrisa,
y en mi pelo
una flor recién cortada.
Llegaste a mi lado
desbordada en tus ojos la pregunta.
El aire olía a besos,
nos envolvía el ruido de la cercana noche,
el grillo viejo cantaba su locura,
una flor se moría sonriendo...
y dejaste de ser presentimiento.

Elvira Daudet en "Del amor y sus frutos amargos". Bartleby Editores





martes, 3 de marzo de 2020

Yo sé






Me habla el recuerdo de tu mirada
casi tanto como tu ausencia

La distancia se ha extendido entre nosotros
como una intensa niebla
es una tersa cuerda con dos nudos muy distantes

Nunca volverás a ser el mismo. Y lo sé
Tampoco yo. Ahora lo sé

Yo sé
Ahora lo sé
Que ni tú ni yo
queremos darnos lo peor de cada uno
Y quizás esté bien así
pero te extraño, te extraño demasiado

Yo sé
Ahora lo sé
que ya no habrá sorpresas
ni encuentros ni despedidas
Que pasó ya el tiempo de los milagros

Y sé
Ahora sé
que hay mil motivos para seguir viviendo
y basta sólo uno para querer morir.


Monalisa



miércoles, 29 de enero de 2020

Días tristes






En los días tristes no se habla de aves.
Uno llama a los amigos que no están
y luego pide fuego en la calle
como quien pide un corazón aún intacto.

En los días tristes es invierno
caminamos helados con el cigarrillo en la mano
quemamos el viento y decimos -¡Buenos días!
a las personas que pasan
pero cuando ya han pasado
sin que lo notáramos.

En los días tristes  uno habla solo
y un ave siempre se posa sobre las cosas
en lugar de posarse en nuestro corazón
y sin hablar con nosotros.

Filipa Leal
(Poeta portuguesa)




jueves, 12 de diciembre de 2019

Presencia












 Deja tu presencia
 una leve huella. Se queda
 como pasando, como sin estar,
 como si siguiera estando sin estar,
 como si no dejara de oprimir
 la mano, como si la mirada
 siguiera mirando 

 José Antonio Muñoz Rojas




martes, 3 de septiembre de 2019

Imaginería





Charlando en un café,
ajenos al murmullo de otras mesas,
al trajín de las tazas, a la entrada de tipos
que dejan los abrigos junto a ellos.
Con los ojos clavados uno en otro,
una chispa airosa en la sonrisa,
un resplandor muy dulce,
en las nubes de una combustión:
ningún amor se entiende desde fuera,
ninguno.

Luis Muñoz en "Limpiar pescado". Visor de Poesía.



martes, 20 de noviembre de 2018

CANCIÓN BREVE A LA DESESPERANZA







Y cuando se extiende y aprieta, cuando llega a su extremo
me sacude.
Cultiva la palma en la tierra,
desbroza el huerto en mi alma,
encamina las nubes hacia ella,
y así empieza, en ella, a llover, y aparecen
verdes hojas de árboles,
y sé que la vida sigue siendo amiga,
y sé que, aunque pierda mi rumbo,
la luna sabrá encontrarme otra vez.

Fadwa Tuqán en "Diván de poetisas árabes contemporáneas". Ediciones del oriente medio y del Mediterráneo"





jueves, 4 de octubre de 2018

Amor








La quiero porque tiene una orquídea
en los ojos tristes
porque se levanta ausente de mí
y me recuerda

Rogelio Guedea




domingo, 5 de agosto de 2018

Cumpliendo años






Señalé el día en el calendario
sólo por resaltar en rojo
las fechas que nos unen.
Aunque lo que nos une
es una línea fina que se alarga
hacia el pasado y el futuro
con principio y sin fin
que vislumbremos.
Y el calendario va colgando sus días
como las cuentas de un collar en el hilo del tiempo.
El tiempo somos tú y yo que caminamos juntos
por esa línea frágil de la vida.
En el amor el tiempo se escribe en compañía,
y el collar va creciendo cada noche
como la hiedra enreda la pared de una casa.

Señalé el día en el calendario,
aunque sabemos
que la felicidad a lo largo
no necesita fechas.
Lo que importa es la viva sensación
de compartir,
ese fuego llenando el corazón.

No, no hace falta resaltar las fechas
cuando dos viven juntos
el vuelo cotidiano del amor.
Pero brindemos, sin embargo,
cada año por el día del comienzo,
la noche que aún deslumbra.


Ángeles Mora en "Ficciones para una autobiografía" de Bartleby Editores.




domingo, 8 de julio de 2018

nadadores celestes


   


Los cielos son iguales.
Azules, grises, negros,
se repiten encima
del naranjo o la piedra:
nos acerca mirarlos.
Las estrellas suprimen,
de lejanas que son,
las distancias del mundo.
Si queremos juntarnos,
nunca mires delante:
todo lleno de abismos,
de fechas y de leguas.
Déjate bien flotar
sobre el mar o la hierba,
inmóvil, cara al cielo.
Te sentirás hundir
despacio, hacia lo alto,
en la vida del aire.
Y nos encontraremos
sobre las diferencias
invencibles, arenas,
rocas, años, ya solos,
nadadores celestes,
náufragos de los cielos.


Pedro Salinas





viernes, 29 de junio de 2018

Nunca, hasta ahora





Después, alguien nos dijo que había que olvidar, que el futuro consistía en olvidar todo lo que había ocurrido. Que para construir la democracia era imprescindible mirar hacia delante, hacer como que aquí nunca había pasado nada. Y al olvidar lo malo, los españoles olvidamos también lo bueno. No parecía importante porque, de repente, éramos guapos, éramos modernos, estábamos de moda... ¿Para qué recordar la guerra, el hambre, centenares de miles de muertos, tanta miseria?
     Así, renegando de las mujeres sin abrigo, de las maletas de cartón y de los besos en el pan, los vecinos de este barrio, que es distinto pero semejante a otros barrios de cualquier ciudad de España, perdieron los vínculos con su propia tradición, las referencias que ahora podrían ayudarles a superar la nueva pobreza que los ha asaltado por sorpresa, desde el corazón de esa Europa que les iba a hacer tan ricos y les ha arrebatado un tesoro que no puede comprarse con dinero.
     Así, los vecinos de este barrio, más que arruinados, se encuentran perdidos, abismados en una confusión paralizante e inerme, desorientados como un niño mimado al que le han quitado sus juguetes y no sabe protestar, reclamar lo que era suyo, denunciar el robo, detener a los ladrones.
     Si nuestros abuelos nos vieran, se morirían primero de risa, después de pena. Porque para ellos no sería una crisis, sino un leve contratiempo. Pero los españoles, que durante muchos siglos supimos ser pobres con dignidad, nunca habíamos sabido ser dóciles.
     Nunca, hasta ahora.

Almudena Grandes en "Los besos en el pan"



Habla Almudena Grandes de aquella antigua costumbre, que yo aprendí de mi abuela, de besar el pan después de que hubiera caído al suelo y volver a dejarlo en la mesa, en la panera o en la bolsa del pan. Esas bolsas de tela que mi abuela cosía con retales de cualquier tela que se prestara para ello.

Hacía muchos años que no leía nada de Almudena Grandes. Hubo un tiempo en que leí todo lo que publicaba. Ahora, razones ajenas a mi voluntad me han hecho retomarla en este libro. Bienvenido sea.
Y qué preciosidad la fotografía de la portada!