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sábado, 30 de julio de 2011

dormir en lo oscuro





Ni seguir esperanzas ni parar por el miedo,
cruzar el valle como
ese lento león
seguro con su presa
entre los dientes.
Atrás los vanos juegos del cachorro
saltando tras la rama desgajada
de un árbol seco.
Atrás esos ilusos rugidos juveniles
queriendo controlar y alimentarse
con la varita mágica
caída de una estrella.
Atrás las garras rotas
de una noche de ingenua y torpe lucha
contra ídolos de mármol.
Sin deseos
ni temores,
despellejando el último horizonte,
descansar sobre el polvo del camino
y dormir en lo oscuro hasta que llegue
la buena muerte.

Jesús Aparicio González en "El sueño del león"


miércoles, 27 de julio de 2011

Antonio López






Antonio López García, el catalogado como pintor hiperrealista, no lo es tanto. Basta con ver la exposición que estos días se exhibe en el museo Thyssen, para darse cuenta de que los efectos que consigue son manchas de color bien colocadas, una luz trabajada con una delicadeza exquisita, y todo su sentir en las obras. Mucho sentimiento, a pesar de lo estático de todas las obras.

Recuerdo cuando una vez, hace ya muchos años, paseaba yo por Madrid una mañana temprano y me encontré con este hombre de aspecto diminuto, pintando en la calle su famoso cuadro de la Gran Vía (uno de ellos, ya que tiene varios de esta esquina). Me llamó mucho la atención.



Antonio López es fiel a la mirada (que siempre es subjetiva) y busca en ella encontrar la verdad y las entrañas de la realidad. Tan fiel a la mirada que el cuadro, el más famoso de ellos, de la Gran Vía, tardó siete años en pintarlo, si es que alguna vez lo dio por terminado, ya que sólo podía pintar en él mientras la luz era igual o parecida, es decir, unos pocos minutos al día, y en épocas del año parecidas. Eso, contando con que no amaneciera algún día con nubarrones. Eso es ser fiel a la luz, que es una de las cosas que él más ha querido estudiar y trabajar.




Gran amante de la familia, desfilan por la exposición muchos retratos de sus familiares y amigos (por cierto, poca gente sabe que su mujer, María Moreno, también es una pintora estupenda, pero se ha visto relegada a un segundo plano por  la fama de su marido). Hay dos de ellos que, para mi gusto, son imprescindibles: El retrato de María, su hija, de niña y el de su tío Antonio López Torres, gran pintor de los campos manchegos, del que Antonio López (sobrino) heredó la pasión por la pintura y por la luz. En la obra del tío se puede gozar, como en pocas pinturas, la luz de nuestra tierra tan bien expresada.







Antonio López es un hombre extremadamente sencillo, en sus temas y en su forma de ser. Sus pinturas tratan temas cotidianos, incluso podría decirse que, en muchas ocasiones, el lado menos bonito de lo cotidiano. Y en su forma de ser, he tenido la suerte de poder hablar con él en un par de ocasiones, es sencillo y sincero. Palabras las justas, pero siempre claras y acertadas.






Recomiendo, para quien quiera conocer mejor la personalidad y la forma de trabajar del pintor (a parte de no perderse la exposición, por supuesto), la película “El sol del membrillo”, de Víctor Erice, que es un gran documental sobre el artista.





Al llegar a Madrid, sobre las diez de la mañana, me encuentro, en la esquina del Thyssen con el Congreso, al movimiento 15M. Menos de un centenar de indignados pacíficamente sentados en el suelo. Cercados por una valla, charlando entre ellos y con quien quería acercárseles. Televisiones, micrófonos de radio, etc… dan fe de ello. Tranquilos, recién despertados. Sin embargo he contado hasta quince furgones policiales apostados allí alrededor, más unos cuantos que hacían ronda. Y un cordón policial, armas en mano, les rodeaba ¿Es necesario tanto? ¿A qué tienen miedo? Yo me indigno ante eso.

lunes, 25 de julio de 2011

Claridad en el abismo






CUANDO NO CABE EL GESTO

Conocerse en mitad de la llama más clara
lograr la paz de par en par la lluvia,
de dos en dos las manos,
enarbolando el aire de la ventana inmensa.
Así  la luz, la siembra, así el fruto.

La presencia es la paz. La luz su sello.

Entonces en la hora de la propuesta azul,
en esa hora justa
no cabe el gesto nublo sino la voz completa,
la orquesta plena y única
de las dos solas, limpias,
enormes dos guitarras con bordones de mar.
Para la entrega. La más cálida entrega.

Antigua, inútil curva la de la luz en sombra.

Pero es la hora misma del salto azul,
redondo como un fruto.
Y entonces el amor como una barca
de timón sorprendido en lo más claro
sin posible revés.
Inevitable luz. Derecho el aire.

Encubridora y torpe,
camaleón vendido a bajo nombre,
qué vergüenza la luz que no denuncia el gesto
y ampara lo posible de la ausencia.

Porque el amor requiere
cataratas de sol
saltos de espuma
y plena claridad en el abismo.

Javier Egea en “A boca de partir”

domingo, 24 de julio de 2011

Más belleza

Arthur Hughes



Este poema me parece de una belleza que trasciende el puro lenguaje y el mero mensaje. Es de esas cosas que te transportan a otra dimensión difícil de explicar. Te envuelve la belleza, te penetra por todos los poros de la piel. Es algo que traspasa lo puramente racional y emocional. Deliciosamente sobrehumano. No podía ser de otra forma tratándose de T.S. Elliot.

La figlia che piange

O quam te memorem virgo…
[Oh, cómo te recordaré, doncella…. Eneida, I, 327]


Yérguete en el más alto rellano de la escalera –
apóyate en un ánfora de jardín –
teje, teje la luz del sol en tu pelo –
aprieta tus flores contra ti con sorpresa dolorida –
tíralas al suelo y vuélvete
con una fugaz ofensa en los ojos:
pero teje, teje la luz del sol en tu pelo.

Así le habría hecho yo al marcharse a él,
así le habría hecho ella quedarse inmóvil y afligirse,
así la habría dejado él
como el alma deja el cuerpo, desgarrado y arañado,
como la mente abandona el cuerpo que ha usado.
Yo encontraría
algún modo incomparablemente leve y hábil,
algún modo que ambos entendiéramos,
sencillo y sin fe como una sonrisa y un apretón de manos.

Ella se apartó, pero con el tiempo otoñal
obligó a mi imaginación muchos días,
muchos días y muchas horas:
el pelo por los brazos y los brazos llenos de flores.
¡Y me pregunto cómo habrían estado ellos juntos!
Me habría perdido un gesto y una actitud.
A veces estas vacilaciones aún asombran
la turbada medianoche y el reposo del mediodía.


T.S. Elliot 

jueves, 21 de julio de 2011

Invocación a la sonrisa



"El beso" de Toulouse Lautrec



Dame la ternura desde el sueño,
dame ese cucurucho de sorbete que tenés en la sonrisa,
dame esa lenta caricia de tu mano.

Yo te daré pájaros
que cantarán tu nombre
desde lo más alto de los árboles.
Te daré piñas, zapotes, nísperos,
enredaré maizales en tu pelo.
Yo invocaré los dioses de nuestros antepasados
para que caigan tormentas,
para que miedosos y cogidos de la mano,
miremos la furia del rayo y del relámpago.
Yo tejeré ilusiones,
tocaré las rocas para que brote agua y nos bañemos,
yo haré poemas, cantos,
mi amor, cuando me hayas mirado,
cuando corra las cortinas del sueño
cuando me coma el sorbete de tu sonrisa

Gioconda Belli en “Escándalo de miel”

martes, 19 de julio de 2011

Tango


Ganas de estar sin tu recuerdo
de echarme unos besos en el bolsillo
y salir a borrarte
entre otros brazos
bajo otras sábanas
en otra noche
Ganas enormes de quitar de mi alma tu retrato
de caminar de espaldas a ti
hacia otros amores u desastres
hacia nombres como esperanza isabel
Ganas descomunales
de no oír más tu silencio
ganas de sepultarte vestida en mucho olvido
de sembrarte en un adiós sin más llantitos
de regresar sin ti pero feliz
a mí mismo silbando ya sin lágrimas
bellamente recobrado el
paraíso

Pero no quiero


Luis Rogelio Nogueras en "Las palabras vuelven"







Por favor, sólo para mí, olvida los pasos ... Abrázame, siente la música, y dame tu alma. Yo te daré la mía. (tangueros).

Contradicciones: Así es la vida.



viernes, 15 de julio de 2011

Soy


Un amigo publicó el otro día esta preciosa canción de Luis Pastor que estaba dormida en mi memoria, casi olvidada. Me conmovió. Su aire intimista me llega y me trae muchos recuerdos.

Soy chica de pueblo. Madrid en la adolescencia y juventud. Chica de barrio en Madrid. Me parece muy bonita y evocadora. Sé que muchos también os identificaréis con ella.

Todos somos lo que fuimos ayer y lo que está por venir. Y que sea muy largo el camino! Y la flor de jara de tu jardín...


He querido ponerla aquí para quien la quiera disfrutar.




jueves, 14 de julio de 2011

El Ateneo


Ayer, en el Ateneo de Madrid, charla con Agustín García Calvo. Autor del mítico poema cantado por Amancio Prada “Libre te quiero, pero no mía”, una de las canciones que más me han gustado y que me acompaña desde siempre.
El estrafalario lumbrera (camisa violeta, pantalones azulina, zapatos amarillos y el largo pelo blanco recogido en una coleta con un lazo violeta, a juego con la camisa), comienza su charla proponiéndonos una reflexión sobre los versos de Rubén Darío:

El alma ahíta cruel inmola
lo que la alegra.

(es para pensarlo muy despacio).


A partir de ahí, su magistral lección. Su voz y su presencia lo llenaban todo. Más bien es como si flotasen sobre todo, en otro plano mucho más alto al de los demás. Dice el genio: “Estoy harto de mí”.  Yo,  muchas veces, también lo estoy de mí misma.

Disquisiciones sobre las múltiples caras del yo. Si las delicias corporales y los logros deleitan al alma… Filosofías!!!

Todo esto en “La Cacharrería”, salón (ahora muy destartalado) del Ateneo, por donde pasaban y paseaban personajes ilustres, parece ser que Valle-Inclán uno de los más asiduos. Y en donde, al parecer, se fraguaron  muchos hechos de la moderna historia de España. 

Me traje, también, el regalo de un libro. Gracias.

Y termino con un maravilloso poema de García Calvo, que ya dejé por aquí en su día, del que quiero destacar estos versos que me parecen gloriosos:

Tú (…)
cuyos ojos en claros naufragios hundieron
algunos principios elementales de mi alma




 Con música de Chicho Sánchez Ferlosio.


Por cierto, el próximo martes, 19 de julio, en el Ateneo, “75 Aniversario de la respuesta ciudadana y republicana al Golpe de Estado franquista”. Creo que puede ser muy interesante.


lunes, 11 de julio de 2011

Dedicatoria





A parte de un par de libros de poesía que voy leyendo más o menos en el orden habitual, todos los días comienzo la mañana leyendo uno, dos, tal vez tres, poemas elegidos al azar, entre los tantos libros que me acompañan. Eso me hace empezar el día con otra perspectiva.

Hoy, sorpresivamente (no podía ser de otra manera), el azar me ha regalado este poema que me ha recordado mucho a alguien muy querido:


ORACIÓN

No la eternidad, sino las horas
arañadas al tiempo contigo.
Y ningún otro cielo
que el que quiera llegarme de tu boca,
húmeda de muchos besos.
Porque ya en nada creo, con mi alma y mi cuerpo,
sino en la certeza ardiente de tu piel contra la mía
y en la alegría, siempre fresca y erguida siempre, de tu mirada
y en el puñado de luz que es tu sonrisa.
Tu sonrisa que limpia toda sombra y toda tristeza,
tu sonrisa que quita los pecados del mundo.

Abelardo Linares en “Y ningún otro cielo”



Dedicatoria:

Para el encuentro más maravilloso e inesperado que la vida me guardaba. Para la sonrisa que me da la vida o me la quita. Para el chico más guapo del mundo, que es capaz de dibujar reflejos de luna en mis ojos. La fuerza que me anima a empezar una nueva mañana cada día: el amor con locura. Para ti. Besos

domingo, 10 de julio de 2011

De vuelta... poesía



Compré en la Librería Espagnola un libro de poesía (como suele pasarme, no me pude resistir).
José Luis Rey es un poeta cordobés (Puente Genil, 1973) y habla de colores, de cielos, de mares, de luz, de lluvia, de nubes, de la palabra, de la belleza, de la verdad (¿existe?). Repetiré de nuevo aquella cita de Keats: “sólo la belleza es verdad”. Pero la belleza también es subjetiva. Se presta tanto a la percepción personal de cada cual…
Si algo te hace erizar la piel, si te hace reír o llorar, si te dibuja destellos de luna en los ojos… En definitiva, si te hace sentir intensamente, eso es belleza: La única verdad que me mueve, la única verdad en la que creo.







 

País cercano

Quien sólo quiere amar, ¿qué necesita?
Y se va por el mundo y vuelve un día.
Y vemos que en sus ojos hay tesoros,
un mar dorado, un sol inasequible,
tan fuerte como él y desbordándose.
Y vuelve rico al fin. Y la mañana
con su tambor azul lo va anunciando.
Y vuelve el hombre de un país cercano,
del país de la luz. Y hasta la envidia
le saluda, salvada para siempre.




Cielo desde la autovía



Las horas del cielo

(...)
Recuerdo las horas del cielo.
Y el agua devorando tantas páginas,
aquel libro de versos de mi vida.
Y las nubes, tan bellas sobre las cosas.

Recuerdo las horas del cielo 
en que fuimos eternos.


El día en que volvamos

Será azul y tendrá torres de trigo
y barcos por los aires de los álamos
y estrellas hechas por el dolor más verde
y un colegio de pinos y de pájaros.
Pues se aprende a volver
por un camino de agua, muy callados,
casi de noche, por detrás del sol,
volando sin querer, como jugando.
Y qué sorpresa al aire le daremos.
Y qué asombrado quedará el verano.
Casi dormidos, sí, pero aquí estamos.
Nos supimos guiar por la belleza
que brillaba aquí abajo.
Y sin duda será como ayer grande
el día misterioso en que volvamos.



A orillas del gran silencio

9

Al borde de una rama la luz se ha detenido.
Así acaba este libro,
esta tarde tejida bajo el cielo.

10

(...)
Pero no puede ser: la poesía
tiene cuerpo también y toma forma humana.
Y al abrir los ojos cayó la palabra.
Calló la palabra.
En la última página del cuerpo
la palabra fue luz.

José Luis Rey en "La luz y la palabra, II"



lunes, 4 de julio de 2011

discúlpame






No quisiera que lloviera
te lo juro
que lloviera en esta ciudad
sin ti
y escuchar los ruidos del agua
al bajar
y pensar que allí donde estás viviendo
sin mí
llueve sobre la misma ciudad.
Quizá tengas el cabello mojado
el teléfono a mano
que no usas
para llamarme
para decirme
esta noche te amo
me inundan los recuerdos de ti
discúlpame,
la literatura me mató
pero te le parecías tanto.

Cristina Peri Rossi en“Diáspora” 1976

viernes, 1 de julio de 2011

La vida

Alguien me escribió una vez, en la dedicatoria de un libro: “La vida es una improvisadora perfecta, que atesora en cada recodo encuentros insospechados”.
Desde entonces he caminado por la vida mirando bien en todos los recodos para ver qué  imprevisibles encuentros me guarda cada uno: tesoros, verdaderos tesoros.
Comienzo una nueva etapa, seguiré mirando y, segura estoy, la vida me seguirá sorprendiendo con encuentros maravillosos.
Hoy he recibido otra dedicatoria, esta vez se trata de una canción. Alguien joven me quiso dedicar una canción de mi época, de nuestra época. Entrañable el encuentro imprevisible con mi “Pipi” que me guardaba la vida.

La canción:






Gracias Pipi, yo también te quiero. Y gracias por la risa y el cariño.



A menudo me recuerdas a alguien,
tu sonrisa la imagino sin miedo.
invadido por la ausencia
me devora la impaciencia,
me pregunto si algún día te veré.
ya sé todo de tu vida y sin embargo
no conozco ni un detalle de ti.
el teléfono es muy frío,
tus llamadas son muy pocas.
yo sí quiero conocerte y tú no a mí.
por favor.
dame una cita
vamos al parque,
entra en mi vida,
sin anunciarte.
abre las puertas,
cierra los ojos,
vamos a vernos,
poquito a poco.
dame tus manos,
siente las mías,
como dos ciegos,
santa lucía, santa lucía, santa lucía.
a menudo me recuerdas a mí.
la primera vez pensé se ha equivocado,
la segunda vez no supe qué decir,
las demás me dabas miedo,
tanto loco que anda suelto
y ahora sé que no podría vivir sin ti.
por favor...