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miércoles, 24 de septiembre de 2014

Luz





No se mueve ni una hoja
Inmóviles verdes y ocres
Sobre el blanco gris azulado
Del cielo otoñal
Tampoco mi cuerpo se mueve hoy

Momento mágico y clarificador
Luminoso mundo al que apenas me asomo


Monalisa




martes, 23 de septiembre de 2014

momentos esenciales




"Como en todas las vidas, en la mía había unos cuantos momentos esenciales, deslumbrantes de tan reveladores, que te sacan del alma las verdades más hondas y escondidas, y que de pronto te dicen más de ti mismo y del mundo que todos los libros y la sabiduría de los maestros, y que ya se quedan en la memoria para siempre, haciéndose fuertes en ella contra todo tipo de asaltos de la inteligencia, de razonamientos y remedios, y señoreando en el pasado a su capricho y a su arbitrio, indestructibles, crueles, sordos a toda súplica."

Luis Landero en "El balcón en invierno".




jueves, 18 de septiembre de 2014

Espera






Y tú me dices
que tienes los pechos rendidos de esperarme,
que te duelen los ojos de estar siempre vacíos de mi cuerpo,
que has perdido hasta el tacto de tus manos
de palpar esta ausencia por el aire,
que olvidas el tamaño caliente de mi boca.

Y tú me lo dices que sabes
que me hice sangre en las palabras de repetir tu nombre,
de lastimar mis labios con la sed de tenerte,
de darle a mi memoria, registrándola a ciegas,
una nueva manera de rescatarte en vano
desde la soledad en la que tú me gritas
que sigues esperándome.

Y tú me lo dices que estás tan hecha
a esta deshabitada cerrazón de la carne
que apenas si tu sombra se delata,
que apenas si eres cierta
en esta oscuridad que la distancia pone
entre tu cuerpo y el mío.

José Manuel Caballero Bonald en "Quién sino tú" de Bartleby Editores




sábado, 13 de septiembre de 2014

Otoño




Ven otoño manso
con tu canción triste y ordenada
con tu limpia nostalgia de luminosos
y alargados caballos al paso
tu música de silencios enarbolados
con renovadas lluvias
y charcos ocres que remedan ojos hacia atrás
             remanso de falsa inmobilidad
con tus dedos largos en la hondura
y un nuevo comienzo regalado
ciclo bendito

Cuídame en serena quietud
sálvanos de la enajenación de las horas
del círculo que arde
de la devastadora espera del tiempo sin tiempo
con tus místicos tintes dulces de olvido

Otoño de oro
dórame la piel
             Y el corazón


Monalisa









domingo, 7 de septiembre de 2014

Qué sería sin ti que viniste a mi encuentro






Qué sería sin ti que viniste a mi encuentro.
Qué sería sin ti sino un corazón durmiente.
Sino esta hora parada en la esfera del reloj.
Qué sería sin ti sino ese balbuceo.

De ti aprendí todo sobre las cosas humanas.
Y vi desde entonces el mundo a tu manera.
De ti aprendí cómo se bebe de las fuentes
Cómo del transeúnte que canta, se toma la canción.
De ti aprendí hasta el sentido del estremecimiento.

En cuanto a lo que me concierne, lo aprendí todo de ti.
Que es de día a mediodía, que un cielo puede ser azul
Que la felicidad no es un quinqué de taberna.
Me tomaste de la mano en este infierno moderno
Donde el hombre ya no sabe lo que es ser dos.
Me tomaste de la mano como un amante feliz.

El que habla de felicidad a menudo tiene los ojos tristes.
El desengaño no es acaso un sollozo
Una cuerda rota bajo los dedos del guitarrista
Y sin embargo les digo que la felicidad existe
En otra parte que en el sueño, en otra parte que en las nubes.
Tierra, tierra, he aquí sus ensenadas desconocidas.

Louis Aragon




jueves, 4 de septiembre de 2014

Pinceladas






                         Nada me pertenece
sino aquello que perdí


---o0o---


(La amarra del amor nos hace libres)


José Manuel Caballero Bonald en "Quién sino tú" de Bartleby Editores




lunes, 1 de septiembre de 2014

Gracias a ti...



 


                                                                    Gracias a ti
cada uno de mis días es un mundo limpio y perfumado que huele a melón.
                                                                    Gracias a ti
todos los frutos se ofrecen a mi mano como si yo fuera el sol.
Gracias a ti sólo pruebo la miel de la esperanza.
Gracias a ti late mi corazón.
                                                                     Gracias a ti
mis noches más solitarias son como un kilim de Anatolia que sonríe
desde la pared.
Gracias a ti al final de mi camino, sin llegar a mi ciudad,
                       he descansado en una rosaleda.
Gracias a ti, no dejo entrar a la muerte
                      que con sus cantos llama a mi puerta
vestida con sus más sutiles ropajes y me invita al gran descanso.

Nazim Hikmet