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miércoles, 25 de mayo de 2011

cumbreño

El otro día, presentación de un libro de poesía, en Madrid. Como siempre que voy por allí, me paso por la librería de al lado, la “Antonio Machado”. Miro las estanterías, puedo pasarme horas así. A veces me dejo seducir sólo por los títulos (la importancia que tienen los títulos!) y ese día me dejé seducir por “Azul serenidad” (título irresistible) de Luis Mateo Díez.
Cuando me pierdo por las estanterías bajo el letrero de “poesía”, a veces visito a los viejos amigos poetas conocidos. Otras veces, encuentro algún poeta al que no conozco. Entonces cojo el libro, lo abro al azar, leo dos o tres versos nada más. Lo vuelvo a abrir al azar, y repito la misma secuencia. Eso me basta para dejarme seducir por el libro o no.
La semana pasada cogí una antología poética de José María Cumbreño, poeta extremeño nacido en 1972. Hice mi ritual de siempre y leí sólo cinco o seis versos que me cautivaron, irresistiblemente. Una poesía inteligente, limpia, clara y directa. Me gusta.
Os dejo aquí algunas muestras, aunque el libro no tiene desperdicio ninguno. Son sólo pinceladas de poemas que me han gustado.





(...)
Y tú eras quien insistía,
acuérdate,
en que los preparativos de un viaje,
aunque lo parezcan,
no son las corbatas ni los pocos libros
que uno decide meter en la maleta.





El poema “las fotos del neceser” comienza con esta cita:

“Cuando anuncian por el altavoz que se ha perdido un niño,
siempre pienso que ese niño soy yo”

Ramón Gómez de la Serna.


ILESO

Aunque acordarse de algo ya no duela,
del pasado nadie regresa ileso.


MITADES

Al hombre se le toma el pulso en la muñeca derecha.
A la mujer, en la izquierda.

A los hombres se les lee la mano con la que comen.
A las mujeres, la mano con la que dan de comer.

Las niñas empiezan los libros por la última página.
Los niños, por la primera.

Si se cierra un ojo se ve la mitad del mundo.
Si se cierran los dos, se ve el mundo entero.





(Quizás continuará)

En días de confusión, alboroto, nerviosismo, dudas e inquietud; cuando, como parece en estos días de turbación, todos ven enemigos en cualquier rincón. En días de crispación y tristeza, me gusta refugiarme en la poesía. Siempre me cura.

3 comentarios:

  1. No conocía a Cumbreño.Tendré que "visitarlo".

    El post,Queti,por más que lo quieras revestir de tu inmensa sensibilidad e inteligencia me causa tristeza.

    Sé que no te gusta la tristeza.Sin embargo,algún día tendremos que reinvicarla porque también forma parte de nuestra esencia

    Un beso,no triste,pero sí cargado de futuro.

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  2. En esos días que tu hablas, a mi además de la poesía me gusta irme al campo, cerrar los ojos, respirar hondo y tomar aire, mucho aire, para poder seguir el camino hacia adelante. Un abrazo

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  3. Gracias, Felipe. Me gusta esa palabra: "Futuro".

    Lembranza, sé cuánto te gusta la naturaleza, y siempre me conmueve tu forma de amarla y de describirla, con tanta ternura...

    abrazos a los dos.

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