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miércoles, 11 de agosto de 2010

Dioses tan humanos

He vuelto a visitar, como siempre que voy a El Prado, los cuadros de Velázquez. Y de todo lo visto, me quedo, una vez más, con estos dioses tan humanos, reflejo de las miserias más terrenales, desprovistos totalmente de cualquier resto de divinidad. Agotados, vencidos, tristes. El prodigio de técnica, mancha, color y composición es sólo un pretexto al servicio de la sensibilidad más sublime hecha hombre-dios en estos cuadros. Quizás lo divino sea el genio y las manos de quien los pintó.




Parece ser que John Keats decía: “una cosa bella es un gozo eterno”, y también “La belleza es verdad”.

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