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jueves, 19 de abril de 2012

Baladas


Ola helada, en la Antártida

Tembló el mar como una golondrina cuando por fin comprendimos que no podíamos hacer otra cosa sino vivir. Pero las ciudades estaban lejos y, como si una gran helada hubiera caído a mis espaldas y me fuera imposible regresar, no puedo decir cuántos días tardé en averiguar que todas las calles desembocan en los muelles y qué triste es tener que abandonar las casas para que las paredes y los libros no nos vean llorar.

* * *

Me gustaría estar con todos en todas partes escuchando una bella melodía: que hay que vivir, amigos, que hay que vivir, aunque sea cierto que morimos en un banco del paseo una tarde de invierno, con el corazón encogido, intentando aprender a pronunciar la palabra amor.

* * *

EPÍLOGO II

A Rossy Brown se le hizo un trasplante de corazón y siguió enamorada de Todos los Hermanos Valientes. Del que murió siempre guardará un buen recuerdo: fue quien se prestó a la operación de trasplante para que Rossy Brown pudiera seguir enamorada de Todos los Hermanos Valientes.

Ana María Moix en "Balada del Dulce Jim"


2 comentarios:

  1. siempre que te leo tengo la sensación que hablas de mí. La soledad de La Misteriosa me provocan espejismos. Un beso.

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    1. Querido isleño, llevas razón, la soledad provoca esos espejismos. A mí me pasa a veces. En cualquier caso, mis palabras van dirigidas, también, a ti.
      Besos

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