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domingo, 25 de marzo de 2012

Felices los normales




Felices los normales, esos seres extraños.
Los que no tuvieron una madre loca, un padre borracho, un hijo delincuente.
Una casa en ninguna parte, una enfermedad desconocida.
Los que no han sido calcinados por un amor devorante.
Los que vivieron los diecisiete rostros de la sonrisa y un poco más.
Los llenos de zapatos, los arcángeles con sombreros.
Los satisfechos, los gordos, los lindos.
Los rintintín y sus secuaces, los que cómo no, por aquí.
Los que ganan, los que son queridos hasta la empuñadura.
Los flautistas acompañados por ratones.
Los vendedores y sus compradores.
Los caballeros ligeramente sobrehumanos.
Los hombres vestidos de truenos y las mujeres de relámpagos.
Los delicados, los sensatos, los finos.
Los amables, los dulces, los comestibles y los bebestibles.
Felices las aves, el estiércol, las piedras.

Pero que den paso a los que hacen los mundos y los sueños
las ilusiones, las sinfonías, las palabras que nos desbaratan
y nos construyen, los más locos que sus madres, los más borrachos
que sus padres y más delincuentes que sus hijos
y más devorados por amores calcinantes
que les dejen su sitio en el infierno, y basta.

Roberto Fernández Retamar



2 comentarios:

  1. Nosotros que
    hacemos sueños e ilusiones
    devoramos y somos devorados
    construimos sinfonias y palabras
    y estamos locos
    rematadamente locos
    de amores

    Nos vemos en el infierno, querida.

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  2. Soy yo normal? Espero que no. La vulgaridad es lastimosa.

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