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jueves, 26 de enero de 2012

los ojos del asombro





VENGO A DEJAR MI INOCENCIA

A Salvatore Ravo, viajero de la luz

Sólo llevaré para el camino de regreso
los ojos del asombro.
No quiero saber por dónde vine
ni la ruta que me espera.
Quiero ignorar los límites.
Todo tiene que ser desconocido
no para después nombrar las cosas
sino para escapar de la memoria.
Nominar es matar.
El árbol desconocido
será siempre un misterio.
Cuando se dice roble
se está diciendo silla, mesa,
recipiente de vino.
Existo porque no sé quién soy
es imposible encontrarme
tras las letras de un nombre
no pertenezco a una casa
ni a una ciudad, ni a un país
ni siquiera al mundo.
Este es mi último viaje como dador
como portador de algo
como reclamante.
Intento dejar aquí mi inocencia
para recorrer los caminos
sin esa luz,
entre verde y dorada, de la infancia.
Saldré de esta noche
y el sol de la mañana no podrá dibujarme.
no seré ni alto ni pequeño,
ni moreno ni blanco.
Nadie podrá decir si mis pasos me llevan
o si son los sitios, los límites los que se mueven.
No me importará llamar la lluvia
no hurgaré en el corazón de los cactus.
Si alguien quiere preguntar
el momento es ahora.
Cuando vuelva la espalda
no habrá huellas, ni canto, ni humedad.

Waldo Leyva en “Asonancia del tiempo”

4 comentarios:

  1. Arriba, las tres y media. Abajo las dos. Mi reloj se encuentra justo en la superficie del agual. Muy bueno, TúConmigo.

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  2. Me imagino que este poema se lo dedicó al pintor Salvatore Ravo cuando la exposición en 1999 de este magnífico pintor italo-español en La Habana con el titulo de "Entre el viajero y la luz".

    Es cierto lo que dice. A veces, después de un viaje en el que te llenas de nuevas imágenes no conocidas, al regreso, lo único que necesitas son los ojos del asombro. En lo que concierne al viaje por la vida, esta no tiene regreso, aunque, sí terminamos el viaje con ojos de asombro.

    Como siempre, una exquisita entrada.

    Un abrazo.

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  3. Tú si que sabes mirar, señor misterioso de la Isla.

    Gracias

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  4. Presley, hoy nuestros caminos se han cruzado, vengo de leer y releer la última entrada de tu blog, que me ha interesado mucho.
    Sí, es de suponer que se refiere a Salvatore Ravo, el pintor. Waldo Leyva es cubano y sus poemas están llenos de una humanidad tan sencilla y con la que me identifico tanto...
    Yo creo que se regresa con los ojos llenos de asombro de un montón de crcunstancias y experiencias en la vida. Y sí, lo que nos mantiene vivos casi siempre es el amor y el asombro.

    Besos

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