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sábado, 17 de septiembre de 2011

El gran cariño


En el aniversario de la muerte de mi abuela Enriqueta, a la que tanto quisimos y admiramos. De la que tanto aprendimos.





El abrazo siempre necesario y
la palabra esperada siempre.
La sonrisa tierna y generosa
el regazo envolvente amparo
y el cariño serenidad de fruta madura.
Una triste alegría:
La de estar todos juntos
incluyendo, siempre, las ausencias
tan presentes…

Los girasoles y las rosas.

Así era ella.
Casa, ella era casa. Dulcemente.
El refugio acogedor e imprescindible.



 
Su imagen me sigue curando, como cuando era niña y tenía fiebre. Lamento que tuviera, durante toda su vida, el miedo pegado a los huesos. Pero era inevitable.
A ella debo, también, mi amor a los libros, a la palabra, a los relatos. Y la atenta mirada puesta en los demás.
Yo quería ser como ella y no lo he conseguido.
Siempre conmigo. Mi agüelita.


10 comentarios:

  1. Besitos para ti y tu "agüelita"... si no has conseguido aún ser como ella, debió de ser todo un ejemplo de mujer: también debe de estar a tu alcance; ánimo!

    Un cordial saludo de Utopazzo.

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  2. Tu abuela sigue viva a través de tu recuerdo!!
    Precioso regalo le has hecho con esas palabras tan bonitas!!
    Emotiva y preciosa entrada!!!

    Besazos Túconmigo!! ;)

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  3. ¡Qué hermoso recuerdo!¡Debías quererla muchísimo!

    Cuando el tiempo se nos escapa entre las manos,el mejor tiempo,quizás sea,el recuerso.

    Un fuerte abrazo,Queti

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  4. Gracias a los tres.
    Felipe, tu paisana fue una persona muy querida y que dio mucho amor. Era grande en su sencillez y su ternura.

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  5. Ah amiga! que belleza de homenaje y que lindas fotografias...tu dices que no has llegado a ser como tu abuela pero quien sabe...tal vez ya lo eres y no te das cuenta.
    Muy bonito homenaje.

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  6. Querida Princesa:
    Por lo que describes creo que te pareces bastante a tu abuela. Tu ternura y tu sensibilidad posiblemente te vengan de ella.
    No quieras ser de otra forma.

    Abrazos

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  7. Hay personas que nos marcan profundamente para el resto de nuestras vidas. Me alegro que tu abuela dejara ese poso, que aún hoy recuerdas felizmente.
    Un abrazo

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  8. Sabes Queti? Ojala yo hubiera tenido una abuela como la que tú describes. Es maravilloso contar con esos recuerdos.
    A una de mis abuelas casi no la conocí, vivía lejos y era pequeña cuando murió, la otra no conservo buenos recuerdos de ella, por ella recibí una buena paliza de mi padre, si, ya te puede imaginar como era. Por lo menos mis hijas han tenido unas abuelas que puedan recordar con alegría. Su abuela gallega, la que les cuenta historias, en el corredor de su casa, bajo la vigilancia de la luna, en las noches de verano, y que saben que pueden contar con ella para todo. Un abrazo

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  9. Por cierto Queti, tu abuela además de lo maravillosa que era, también era guapísima. Besos

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  10. Sí, Lembranza. Yo la veía guapísima, pero no sé si soy objetiva.
    Una gran mujer.

    Besos

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