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martes, 30 de noviembre de 2010

calma mar



Me invade, desde hace unos días y después de un momento crucial, una sensación de paz y calma inexplicable. Una especie de serena y dulce tristeza. Algo enigmático y contradictorio, como todos los sentimientos humanos. ¿Será porque ahora veo claras muchas cosas que en otros momentos no supe ver bien? No lo sé. No entiendo nada ¿Porque creo que entiendo, al fin, los silencios? Los inaudibles gritos ¿Porque sé que, aunque no van conmigo, me va la vida en ello? Y porque sé que quiero dejarme la piel por callar esos gritos y sus silencios. Pero con calma, con una calma tremenda e inexplicable. Como la quietud del mar.
Sin saber por qué, se esfumó la ansiedad. Así, repentinamente, como una de esas chispas que hacen que cambie el rumbo de la vida. Sin embargo, todo está igual que antes. Pero una tranquilidad tan inexplicable, tan incomprensible… Tan dulce la tristeza.

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