Acoge los recuerdos como a huéspedes cálidos.
Deja que se conozcan, que se hurguen entre ellos,
que se lleven bien.
Enséñales la casa paso a paso:
dónde guardas la foto que los paró un momento,
dónde filtran las sombras su cuerpo definido,
dónde pueden estar sin que los notes.
Cuando adopten su sitio plenamente,
cuando aprendan la voz de tu rutina
y el incierto dictado a que responde,
deja que duerman hasta tarde,
que paseen sin rumbo, que se estiren, se encojan,
se fundan con tus sueños.
Pero no aceptes si quieren que los sigas.
Luis Muñoz en "Limpiar pescado. Poesía reunida" de Visor.
Si aceptas, estarás perdido-a. Entonces, y sólo entonces, perderías los nuevos.
ResponderEliminarNaturaros, y cordiales saludos.