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miércoles, 7 de agosto de 2013

Confesiones de una intransigente (IV)





Absténganse los pusilánimes
los mediocres
los que mienten, los oscuros
los que nunca cambian de postura
los de la sonrisa turbia
los que contienen sus lágrimas
los que no quieren decir su nombre
y los que nunca piden perdón
los que se imponen, los impostores
los que juzgan
y siempre miden con la misma regla
los poliédricos de mil caras
los de cartón piedra
los que siempre pisan en seco
los rectos y los retorcidos
los que se miran el ombligo ...

No me llamen para negociar.
Negociar es ceder una parte importante de uno mismo.



Vengan los que dudan
los que cantan, saltan y
aún conservan al niño dentro
los de colores vivos
los que aún sueñan y vuelan
los que arden y los que se queman
los que tropiezan con las misma piedra
los que tienen el corazón dolorido
y aun así late desbocado
los anónimos
los inseguros
los que gustan mojarse de lluvia
los de viento y espuma
los que desarmados y poseídos
miran fielmente la misma luna
los de vino y rosas y
los de mal de amores
los que aman abrazan y besan
los de soledad sonora
los que gritan hasta dolerse …

Vengan pero vengan desnudos.

No habrá nada que negociar.

No es preciso ceder una parte
porque todo es nuestro
porque somos juntos.

Y nada más.


Monalisa



2 comentarios:

  1. Buena intransigencia esta. Espero ser bien acogido, ya que (al menos) cumplo aquello que considero más importante: la duda.

    "La única certeza que tengo, es: cuanto más sé y más conozco, más dudas tengo respecto a todo. Dudo de todo; luego es una certeza"
    Utopazzo

    Saludos y naturaros cordialísimos saludos.

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    Respuestas
    1. Gracias, Rafa. Sí, siempre serás bien acogido. Un abrazo

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