Soy poco importante.
Jamás lo olvido.
Camino como alguien poco importante,
me siento como alguien poco importante,
me lavo, duermo y como de un modo
absolutamente poco importante.
Esto se debe, parece ser,
a que en la infancia
siempre tuve zapatos rotos.
Gracias a esos zapatos
sin sobresalto daré la bienvenida
en algún momento poco importante
al poco importante hecho de pasar
oficialmente
al estado de poca importancia colectiva.
Anna Świrszczyńska
Que bonita metáfora, los zapatos rotos y el lugar en el mundo..
ResponderEliminarBesos
Supongo que es una metáfora poco importante--
EliminarGracias, María.