Librería "Salexyz" en Maastricht
Hace
unos días, releyendo el volumen “Aunque no entendamos nada” de E. Vila-Matas,
leí el relato “Primeras frases” que podéis leer entero aquí.
La
verdad es que me atrapó y he estado dándole vueltas durante unos días. He
mirado en algunos de mis libros buscando las primeras frases. Os pongo aquí
algunas de las que he seleccionado por distintos motivos. Unas porque son
muy poéticas, otras dan mucho quepensar, otras evocan muchos recuerdos, algunas
porque son muy curiosas e incluso divertidas… Y algunas porque son ineludibles.
Aunque
seguro que cada uno de vosotros
elegiríais otras diferentes. Admito todas las sugerencias.
Y
es muy curioso observar como estas “primeras frases” encierran el espíritu de
todo el libro.
Gabriel
García Márquez en “Cien años de soledad” (era ineludible):
"Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo."
Albert Camus en "El extranjero":
"Hoy ha muerto mamá. O quizá ayer. No lo sé."
Marguerite Yourcenar en
“Alexis o el tratado del inútil combate”:
“Esta
carta, amiga mía, será muy larga.”
Paul Auster en “Sunset Park ”:
“Durante
casi un año ya, viene tomando fotografías de casas abandonadas.”
Don
De Lillo en “Fascinación”:
“Aquí
no hallarás gente corriente.”
Julio Cortázar en "Rayuela":
"¿Encontraría a La Maga?"
Antonio
Lobo Antunes en “El archipiélago del insomnio”:
“¿De
dónde me vendrá la impresión de que la casa, aunque está igual, le falta casi
todo?”
Octavio
Paz en “La llama doble”:
“¿Cuándo
se comienza a escribir un libro?”
Irène
Némirovsky en “Suite Francesa”
“Caliente,
pensaban los parisinos.”
Samuel
Beckett en “Murphy”:
“El
sol brillaba, no teniendo otra alternativa, sobre lo nada nuevo.”
Javier
Marías en “Tu rostro mañana. I – Fiebre y lanza”:
“No
debería uno contar nunca nada.”
Charles
Bukowski en “La senda del perdedor”:
“La
primera cosa que recuerdo es estar debajo de algo”.
William
Faulkner en “De esta tierra y más allá”:
“No
sé qué éramos.”
Roberto
Bolaño en su relato titulado “Enrique Martín”, dedicado a Vila-Matas,
precisamente:
“Un
poeta lo puede soportar todo.”
Leopoldo
Alas “Clarín” en “La Regenta”:
“La
heroica ciudad dormía la siesta.”
Gabriel
García Márquez en “El amor en los tiempos del cólera”:
“Era
inevitable: el olor de las almendras amargas le recordaba siempre el destino de
los amores contrariados.”
Maguerite
Duras en “Emily L.”:
“Empezó
con el miedo.”
Henry
Miller en “Trópico de capricornio”:
“Una
vez que entregas el alma, lo demás sigue con absoluta certeza, aun en pleno
caos.”
Fernando
Pessoa en “Libro del desasosiego” (aunque no sé muy bien dónde comienza):
“Nací
en un tiempo en que la mayoría de los jóvenes habían perdido la creencia en
Dios,…”
Antonio
Tabucchi en “Sostiene Perreira” (a modo de homenaje):
“Sostiene
Pereira que lo conoció un día de verano. Una magnífica jornada veraniega,
soleada y aireada, y Lisboa resplandecía.”
También de Tabucchi, en "El tiempo envejece deprisa"
El primer relato titulado "El círculo.":
"Le pregunté sobre aquellos tiempos en que éramos aún tan jóvenes, ingenuos, entusiastas, tontos, inexpertos. Algo de eso ha quedado, excepto la juventud, respondió."
Philippe
Claudel en “Almas grises”:
“No
sé muy bien por dónde empezar.”
Carson
McCullers en “El corazón es un cazador solitario”:
“En
la ciudad había dos mudos, y siempre estaban juntos.”
Mark
Twain en “Diario de Adán y Eva”:
“LUNES
Esta
nueva criatura de pelo largo me está estorbando mucho. Está siempre rondando y
siguiéndome por ahí.”
Librería "Lello" en Oporto
El
colmo sería componer un poema (o más) con ellas. Es lo que hubiera hecho
Raymond Queneau.
Pero
he encontrado un final… del propio Vila-Matas (uno de mis locos favoritos), en
el libro “Suicidios ejemplares”:
“PERO NO HAGAMOS YA MÁS
LITERATURA
Pero no hagamos ya más
literatura. Por este mismo correo (o mañana) te envío, certificado, mi cuaderno
de versos, que guardarás, y del que podrás disponer para cualquier fin como si
fueras yo mismo (…) Adiós. Si mañana no consigo la estricnina en dosis suficientes,
me arrojaré al metro… No te enfades conmigo.
MARIO DE SÀ-CARNEIRO (en
carta a Pessoa del 31-3-1916)”.
Y
a mí, particularmente, me gustan mucho los libros que comienzan con frases
memorables de otros autores. Esta práctica es muy habitual en autores como
Bolaño, José María Álvarez, el propio Vila-Matas…
(quizás
para otro día)
(Para otro día, también, [quién sabe...] las últimas frases. Que también las hay.
Librería "El Ateneo" en Benos Aires
Las fotografías las he sacado de Internet y corresponden a las tres librerías catalogadas como las más bellas del mundo (en ese orden). Mi objetivo: visitralas las tres. Estoy tan acostumbrada a no cumplir mis objetivos...
** Esta tarde habrá un crepúsculo monumental.
Monalisa
Mi querida Queti,la entrada es genial.Te voy a decir las que más me gustan
ResponderEliminar-La "ineludible" de Gabo:"Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano...".Cuando a alguien le empieza con esto rápidamente iensa en esos Cien años de Soledad
-Antonio Tabucchi en Sostiene Pereira(de memoria)
-Charles Bukowski en La senda del perdedor
-Julio Cortázar en "Rayuela"
Me ha ustado mucho lo que Vila-Matas decía sobre Proust en Su búsqueda del tiempo perdido.
No es coba,pero vuelvo a decirte que la entrada es divertida y genial.
Un fuerte abrazo mi querida amiga
Se me habia olvidado comentarte lo de Juan Cruz.Certero y con maestria.
ResponderEliminarAbrazos
Me gustan más las últimas frases de los libros.
ResponderEliminarCien Años de soledad: Porque las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra.
Me encanta el final de La Quinta de Palmyra de Ramón Gómez de la Serna: Porque en la pasión ni hallando enseguida se halla, ni buscando siempre se logra hallar más.
Me gusta el principio de La Metamorfosis de Kafka: Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto.
Siempre me ha gustado esta última frase, pero me gusta aún más cambiarla así: Cuando el monstruoso insecto se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en Gregorio Samsa.
Y sobre todo, para final redondo me quedo con mi último relato: Así, y como en la maldición bíblica de la mujer de Lot, empiezo a convertirme
en una estatua de sal helada a la que eternamente perseguirá la mangosta.
Alguna que otra vez la he puesto en mi blog: http://laislamisteriosa1810.blogspot.com.es/2011/03/blog-post.html
Un abrazo.
¡Viva el talento, viva la literatura... que vivan todas las artes (al ser posible juntas...)!
ResponderEliminarYo, no sabría decantarme por ninguna (aunque uno de mis preferidos, es P. Auster...); aun así, espero con impaciencia, esas frases memorables de los comienzos, que nos has prometido.
Besos.
Es medianoche y suena de fondo Bela Lugosi´s Dead del grupo Nouvelle Vague y ni siquiera la música me impide pensar en esa realidad “bárbara, brutal, muda, sin significado, de las cosas” de la que hablaba Ortega.
ResponderEliminar(de CHET BAKER PIENSA EN SU ARTE)
V-M