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jueves, 3 de noviembre de 2011

arteteatro

El amigo bloguero Fackel, trajo el otro día una entrada sobre Tadeusz Kantor, (en su blog “La antorcha de Kraus”). Vi a Tadeusz Kantor y a su mítico grupo, con el que solía trabajar: “Cricot 2”, por primera vez en Palma de Mallorca, allá por el año 1983. Y desde entonces cuenta con mi admiración y mi devoción. Tanto, que lo he visto siempre que ha traído alguna obra suya a España. He disfrutado muchísimo viendo su teatro, repleto de una plasticidad tan impresionante que llena la vista y todos los sentidos, de tal forma que, al finalizar sus obras, sales del teatro inundada de sensaciones. Imposible ya olvidar algunas escenas, imágenes paralizadas, la música, sus simbolismos…


Algunas las he visto en compañía de amigos tan queridos que forman y conforman una parte muy importante en mi vida, y ya para siempre. También ellos acuden, en este momento a mi memoria.


Después de “Wielopole, Wielopole” (Su pueblo natal, allá en Cracovia), la que más me impresionó, tal vez por ser la primera vez que veía algo de Kantor, que siempre marca un antes y un después; ví en Murcia su famosa “La clase muerta”, después vinieron en Madrid  “Qué revienten los artistas” y “Jamás volveré aquí”, título elegido por el artista cuando ya sabía que moriría pronto a consecuencia de su enfermedad. Y no volvió, aunque sí lo hizo su grupo teatral con la obra “Hoy es mi cumpleaños”, pero yo no pude verlo en esa ocasión: estaba muy absorbida por distintos asuntos familiares, imprescindibles.


Kantor siempre está en escena (en todas sus obras), dirigiendo, integrado como un personaje más del reparto. Observa, dirige, supervisa y se emociona, a veces recuerda, a la vista del público y de los actores, a los que va señalando, retóricamente, dónde y cuándo deben situarse. Me impresionó una larga escena en la que el lento movimiento rítmico, acorde con la música, va pasando in crescendo hasta un súmmum impresionante. Kantor, en escena (cómo no) paraliza radicalmente, con un sutil e imperativo movimiento de la mano, a músicos, actores e incluso al público, en el mismo momento en que uno de los actores hace el último doblez en el mantel de una enorme mesa que han ido recogiendo entre todos, coincidiendo con la última nota de la música casi ensordecedora. En ese momento, música, actores, director y público son uno sólo. Todos hemos ido siguiendo el mismo ritmo y obedeciendo, con una especie de encantamiento, las directrices escénicas de Kantor. En el momento del silencio y la parada, algo mágico y estremecedor sobrevuela toda la sala. Impresionante! Nunca lo olvidaré.


Recuerdo también de una noche en las tabernillas de Lavapiés, compartiendo cañas con algunos de los actores. Nosotros no hablábamos polaco ni ellos español, pero no importaba, compartíamos risas, nosotros la satisfacción por lo que habíamos visto y ellos por su actuación, y bebíamos cerveza.


Se puede encontrar en la red todo tipo de información, vídeos y fotografías de este gran artista que, además de escritor y director de teatro, también fue pintor (se nota mucho en esa plasticidad de algunas escenas de sus obras de teatro). He elegido este vídeo que me parece muy descriptivo de su estética y su temática, pero podéis encontrar muchos más, incluso la obra completa de “Wielopole, Wielopole” en Youtube, en esta dirección.








2 comentarios:

  1. Estoy sorprendido del trabajo de Kantor. Cómo se involucraba en la obra. ¿Es un actor más o es el otro yo de los actores? ¿Es el director o es quien reescribe el desarrollo de la obra a cada paso? Qué suerte la tuya de haber visto varios trabajos suyos. Desde luego son obras para ser interpretadas por equipos de actores muy curtidos, no para principiantes.

    Gracias por poner la referencia de mi post. Un abrazo.

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  2. De este hombre tenía solamente referencias (y pocas) como pintor. Sé que fundó el grupo o movimiento pictórico "The Krakow Group" pero la verdad es que no conozco casi nada de su obra pictórica. Como director y actor de teatro nunca tuve la oportunidad de ver nada suyo. No me suena que haya estrenado nunca en Valencia.

    También he leído que era un gran escenógrafo.

    Una suerte la tuya haber podido compartir algún momento en la vida, con este hombre.

    Un abrazo.

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