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jueves, 2 de junio de 2011
el recuerdo de un olvido
"Como los erizos, ya sabéis, los hombres un día sintieron su frío. Y quisieron compartirlo. Entonces inventaron el amor. El resultado fue, ya sabéis, como en los erizos.
¿Qué queda de las alegrías y penas del amor cuando éste desaparece? Nada, o peor que nada; queda el recuerdo de un olvido. Y menos mal cuando no lo punza la sombra de aquellas espinas; de aquellas espinas, ya sabéis.
Las siguientes páginas son el recuerdo de un olvido."
Así comienza Luis Cernuda su libro "Donde habite el olvido".
Y ¿por qué el recuerdo del olvido ha de tener, necesariamente, espinas? Cuando el amor ha sido profundo, ha sido danza, ha sido sueño paseado, ha sido deseo compartido en secreto y ha sido, ante todo, darse hasta la profunda esencia... Entonces el recuerdo del olvido ha de tener espinas, pero de algodón.
Me niego a renunciar al amor y al deseo por miedo a las espinas. Aunque terminase magullada mi alma.
Monalisa
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querida princesa: el amor siempre tiene espinas. Mi deseo: que las tuyas sean de algodón.
ResponderEliminarTu blog es como el valium. Produce un momento de sosiego.
ResponderEliminarSaludos