Me he vuelto a encontrar, después de un tiempo ido, de nuevo con el paraíso.
Este cuadro de Masaccio, ha ido apareciendo repentina y esporádicamente en mi vida de tanto en tanto. Hoy ha vuelto casualmente a mí. Y con él muchos recuerdos y reflexiones sobre el paraíso. Que a veces creemos perdido y en otras ocasiones nos sentimos en el mismo centro de él. La vida entonces es sentimiento, sueño, ilusión, música y pasión.
Recuerdo cuántos sentimientos despertó en mí la primera vez que vi el fresco y pude mirarlo de frente, allí en Florencia, después de haber visto muchas ilustraciones y versiones distintas. Inexplicable!
He hablado de este cuadro con mucha gente, con amigos, algunos ya idos, y por tanto me trae recuerdos personales, algunos tristes, pero siempre intensos, preciosos y, ante todo, muy valiosos.
¿Por qué habrá vuelto a aparecer en mi vida precisamente hoy?
“Expulsión de Adán y Eva del Paraíso”. El fresco se encuentra pintado sobre la pared de la Capilla Brancacci, en la iglesia de Santa María del Carmine, en Florencia, Italia.
Tres siglos después de la realización de las pinturas, en 1670, Cosme III de Médicis llegó al poder como Gran Duque de Toscana, y ordenó que se disimulase la obscena desnudez de las figuras (cínicos!) pintando unas hojas de higuera en las zonas más comprometidas.
Una restauración en los años 90 quitó la pintura añadida, así como la suciedad y la oxidación del tiempo, devolviendo al cuadro su colorido original y su obscena brillantez, sin motivos ornamentales que tapen la vergüenza de la desnudez de las figuras.
El detalle de las caras es magnífico. Y la expresión de dolor por el “paraíso perdido”, es sencillamente ARTE.
Y con el cuadro la cita:
Tu cuerpo es el paraíso perdido
Del que nunca jamás ningún dios
Podrá expulsarme.
Gioconda Belli
No hay comentarios:
Publicar un comentario