Quizás no sea ternura la palabra precisa
para este cierto modo compartido
de quedar en silencio ante lo bello exacto,
o de hablar yo muy poco y ser tú la belleza
misma, su emblema, aunque tan próxima y latiendo.
Y es también un destino unánime que vuelvan
a idéntico silencio -cuando llegue la hora
de la tregua indecible- mi palabra y tu zarpa.
María Victoria Atencia en "De la llama en que arde"
Entre Barcos y Bancos, ¿sabes dónde radica la diferencia? No vale decir la "R" y la "N". Un beso, Queti.
ResponderEliminarLa diferencia radica en la línea divisoria del horizonte. En la actitud de quedarse o de querer partir.
ResponderEliminarEs mi modo de verlo.
Gracias y besos
La soledad que espera sentada
ResponderEliminarante barquitos
que pliegan velas
mientras el siseo del viento
nos tranquiliza y nos pide paciencia.
Bello,muy bello
(se palpa y se oye el látido
del horizonte)
Un fuerte abrazo,mi adorable Queti
A veces es bueno tomarse un respiro, y contemplar como se mueven los barcos, en el horizonte. Eso sí, solo es un corto tiempo. No podemos quedarnos observando siempre, en un momento u otro, tenemos que partir.
ResponderEliminarUn gran abrazo
Linda interpretación de la ternura: mi palabra y tu zarpa. Me redescubres a la poeta María Victoria Atencia.
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