Seguidores

domingo, 19 de febrero de 2012

Amistades II




A los de aquí, a los que no estando están, a los que me sostienen, a los que aguardo, a los que me abrazan, a los que sonrío, a los que llegan cuando menos se espera… Porque, contra lo que dicen, me faltan dedos para contaros.
Porque en momentos como éste os tengo entre mis brazos. Aunque alguna vez rueden al césped doce barbos, porque esos barbos dieron vida a la corriente del río.

Amistad a lo largo

Pasan lentos los días
y muchas veces estuvimos solos.
Pero luego hay momentos felices
para dejarse ser en amistad.
                                                   Mirad:
somos nosotros.

Un destino condujo diestramente
las horas, y brotó la compañía.
Llegaban noches. Al amor de ellas
nosotros encendíamos palabras,
las palabras que luego abandonamos
para subir a más:
empezamos a ser los compañeros
que se conocen
por encima de la voz o de la seña.

Ahora sí. Pueden alzarse
las gentiles palabras
-ésas que ya no dicen cosas-,
flotar ligeramente sobre el aire;
porque estamos nosotros enzarzados
en mundo, sarmentosos
de historia acumulada,
y está la compañía que formamos plena,
frondosa de presencias.
Detrás de cada uno
vela su casa, el campo, la distancia.

Pero callad.
Quiero deciros algo.
Sólo quiero deciros que estamos todos juntos.
A veces, al hablar, alguno olvida
su brazo sobre el mío,
y yo aunque esté callado doy las gracias,
Porque hay paz en los cuerpos y en nosotros.
Quiero deciros cómo todos trajimos
nuestras vidas aquí, para contarlas.
Largamente, los unos con los otros
en el rincón hablamos, tantos meses!
Que nos sabemos bien, y en el recuerdo
el júbilo es igual a la tristeza.
Para nosotros el dolor es tierno

Ay el tiempo! Ya todo se comprende.

Jaime Gil de Biedma en “Amistad a lo largo”

   
Calladamente doy las gracias, porque a pesar de este febrero frío y desleal, me he sentido muy arropada, amigos.

(Publicación programada)

4 comentarios:

  1. Miguel Ángel nunca hubiese hecho esa foto. Los espacios, aunque minúsculos, son fruto de los dioses y éso nunca debemos olvidarlo. Un beso salado, Queti.

    ResponderEliminar
  2. Dicen que a Miguel Ángel tampoco le gustaba pintar (yo no lo sé, nunca hablé con él). Parece ser que su vida era la escultura. Basta con mirar cualquiera de ellas.
    Besos y gracias

    ResponderEliminar
  3. Aunque a veces no estemos, estamos.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  4. Gracias, Presley, lo sé. Todos andamos faltos de tiempo. Yo misma no tengo el suficiente para atenderos como os merecéis.

    Un abrazo

    ResponderEliminar