"Alguien,
no viste quién, abrió la puerta, y saliste con toda la vitalidad con que te fue
posible hacerlo, pensando que la libertad estaba enfrente y que te daban por
fin la posibilidad de disfrutarla. Obviamente, no la encontraste: contra lo que
esperabas, sólo hallaste un lugar más espacioso, paredes infranqueables, y
varios hombres a los que hasta entonces jamás habías visto, con la crueldad
dispuesta y el más feroz de los sadismos preparado. Después, fueron quince minutos,
veinte tal vez, de auténtico martirio, en los que tuviste ocasión de conocer
sobre tu cuerpo la violencia, y supiste del terrible extremo a que es capaz de
llegar en su brutalidad el hombre, de forma arbitraria y sin razón alguna que
además lo justifique. Quizá, es probable, te preguntaste por qué lo hacían,
cuál era la auténtica razón de que te torturaran de ese modo, o quizá, quién
sabe, no llegaste a preguntarte nada, pues, como ellos decían, ni sufrir
podías, y pensar era una función para la que sólo ellos estaban capacitados.
Después, cuando se cansaron, viste que uno de ellos, el más cruel posiblemente,
se paraba frente a ti con su arma preparada, y tuviste la impresión de que el
momento del fin estaba próximo. No dudaste: esperanzado, te arrancaste contra
él con las pocas fuerzas de que disponías, y respiraste tranquilo al sentir en
tu cuerpo la llegada de la muerte, el borbotón de sangre que, viniéndote de muy
dentro, te inundó de golpe las fauces, desbordando generoso la glotis y la
garganta. Después no sentiste más, caíste al suelo como un fardo, y un clamor
unánime atronó el ruedo, pidiendo, con rara y terrible unanimidad, que te
cortaran las dos orejas y el rabo."
Carlos
Alfaro, microrrelato
Pensaba "dedicárselo" al Ministro de Educación,
Cultura y Deporte, que hoy ha decidido “poner en valor” la fiesta taurina
concediéndole más ayudas económicas, mientras la educación pública, la sanidad,
y otros servicios sociales de primera necesidad se ven cada vez más desatendidos
por el gobierno actual. Sr. Ministro, como decía mi abuela: “Lo primero va
antes”.
Pensaba dedicárselo, decía, pero no lo voy a hacer.
No creo que esta perla literaria, artística y cultural la pueda entender y
valorar un ministro que, siendo de Cultura, la menosprecia de tal manera. Me
pregunto si a él le gustaría sentirse en la “piel del toro”.
Si el ministro de cultura dice tan fácilmente que" es uno de los nuestros " en los premios Forqué.. arreglaos y apaños estamos.. que nos cojan confesado con lo que se viene encima..
ResponderEliminarTema complicado al que aludes.
ResponderEliminarTal vez podríamos conseguirlo todo. Una sanidad casi mejor que la que tenemos, elevar ese nivel cultural que está por los suelos, más servicios sociales. ¿Tiene la culpa este Sr Ministro? .. (?)
La fiesta de los toros es cultura y casi ancestral, nos guste o no, en la que deberíamos intentar conservar el color y eliminar la sangre.
Creo que nos hace falta el concurso de todos.
Un cariñoso abrazo.