A parte de un par de libros de poesía que voy leyendo más o menos en el orden habitual, todos los días comienzo la mañana leyendo uno, dos, tal vez tres, poemas elegidos al azar, entre los tantos libros que me acompañan. Eso me hace empezar el día con otra perspectiva.
Hoy, sorpresivamente (no podía ser de otra manera), el azar me ha regalado este poema que me ha recordado mucho a alguien muy querido:
ORACIÓN
No la eternidad, sino las horas
arañadas al tiempo contigo.
Y ningún otro cielo
que el que quiera llegarme de tu boca,
húmeda de muchos besos.
Porque ya en nada creo, con mi alma y mi cuerpo,
sino en la certeza ardiente de tu piel contra la mía
y en la alegría, siempre fresca y erguida siempre, de tu mirada
y en el puñado de luz que es tu sonrisa.
Tu sonrisa que limpia toda sombra y toda tristeza,
tu sonrisa que quita los pecados del mundo.
Abelardo Linares en “Y ningún otro cielo”
Dedicatoria:
Para el encuentro más maravilloso e inesperado que la vida me guardaba. Para la sonrisa que me da la vida o me la quita. Para el chico más guapo del mundo, que es capaz de dibujar reflejos de luna en mis ojos. La fuerza que me anima a empezar una nueva mañana cada día: el amor con locura. Para ti. Besos
Quién mejor que Abelardo Linares para esta preciosa dedicatoria?
ResponderEliminarQuién mejor que tú para demostrar tanto cariño?
Un abrazo muy fuerte, mi querida Queti
Muy lindo Queti. Cuando uno ha amado tan intensamente, lo que te queda es un sabor agridulce. Lo bonito que fue, la magia que hubo entre los dos y, la resignación de la soledad.
ResponderEliminarYo, como tú, me quedo con la magia, sin rencor. Un abrazo
Gracias a los dos.
ResponderEliminarQuerida Lembranza, yo aún sigo amando intensamente. Es lo que da sentido a mis días, es lo más bonito del mundo.
Abrazos