CUANDO NO CABE EL GESTO
Conocerse en mitad de la llama más clara
lograr la paz de par en par la lluvia,
de dos en dos las manos,
enarbolando el aire de la ventana inmensa.
Así la luz, la
siembra, así el fruto.
La presencia es la paz. La luz su sello.
Entonces en la hora de la propuesta azul,
en esa hora justa
no cabe el gesto nublo sino la voz completa,
la orquesta plena y única
de las dos solas, limpias,
enormes dos guitarras con bordones de mar.
Para la entrega. La más cálida entrega.
Antigua, inútil curva la de la luz en sombra.
Pero es la hora misma del salto azul,
redondo como un fruto.
Y entonces el amor como una barca
de timón sorprendido en lo más claro
sin posible revés.
Inevitable luz. Derecho el aire.
Encubridora y torpe,
camaleón vendido a bajo nombre,
qué vergüenza la luz que no denuncia el gesto
y ampara lo posible de la ausencia.
Porque el amor requiere
cataratas de sol
saltos de espuma
y plena claridad en el abismo.
Javier Egea en “A boca de partir”
Una bella poesia incastonata in una bellissima immagine.
ResponderEliminarJavier siempre estará en nuestros corazones y en nuestra memoria.
ResponderEliminar¡Cuánto le quedó por escribir!
¡Cuánto le quedó por decir!
Un abrazo,Queti
Una bella poesía que hay que releer poco a poco para desgranar su mensaje.
ResponderEliminarPide claridad en el abismo para saber a donde nos lanzamos y cual es la profundidad, pero, en el amor, raramente nos detenemos a observar el abismo y solemos saltar a ciegas.
Saludos.
Precioso poema. Un placer descubrir tu blog.
ResponderEliminarSaludos de un nuevo seguidor