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lunes, 22 de noviembre de 2010
SINO
Todos los días viene tanta gente a verme… Las noches son tranquilas y soledad.
Ellos miran. Algunos ríen. Otros cuchichean. No entiendo lo que dicen. Es como un rumor. Como el ruido que hace el viento que sopla en las montañas del fondo. A veces encienden una luz, fuerte y breve como un rayo. Me deslumbra.
¿Por qué nací para esto? ¿Qué puedo hacer? Inútil la huida.
Ignorantes! No entienden nada. Ni siquiera son capaces de aceptar que yo les veo, que tengo un mundo que ellos no comprenden. Jamás podrán verlo, por mucho que miren.
Sólo se quedan en la superficie del cuadro. Tal vez ni eso, sólo en la barrera invisible que nos separa que, necios ellos, ni siquiera perciben que existe.
Estoy cansada.
Monalisa
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Es muy triste, y rezuma soledad por todos sus poros.Además,hay como un ensimismamiento dentro de ella del que no quisiera salir,como estuviese metida en una extraña burbuja en la que se siente cómoda porque le da miedo salir.
ResponderEliminarY llegaban pajaritos a su ventana
que claudicaba con cada rayo de sol,
como si la insolencia frotase los perfiles
de la lozanía más estéril.
Y los jazmines golpeaban el rocío
entre para no sentirse heridos
¡Cuánta voz quebrada!
¡Cuánto silencio herido!
en solo una noche o,quizás,un mediodia.
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¡Arriba,arriba!
porque necesitamos heroinas
Tranquilo, es sólo una historia inventada. Gracias por los ánimos. Un abrazo
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