Si te dicen que caí, no lo creas
Sólo me aparté un momento.
Me fui a un paisaje que es sólo mío.
Un paisaje con un cielo azul infinito.
Aire fresco transparente con sabor liviano.
Rumor de aguas. Tierra ancha despejada.
Olor a pan recién hecho.
Y una gruta pequeña llena de palabras gastadas
y estrellas viejas que tiran flechas que no me alcanzan.
No me importa la circunferencia ni su centro.
El destino que me predijeron las pitonisas lo decido yo
a cada instante.
Vértigo de miradas hacia atrás.
Sin embargo Paz.
Dormí.
Después me vestí de sedas
Pinté de nuevo mi cara
Volví a sentirme ágil.
Salgo ahora, de nuevo, al mundo. Como si fuera el primer día.
Todo empieza su sorprendente danza.
Quimera de mi retiro.
Las manos llenas.
Diligente movimiento de los días.
Invitación de los sentidos.
Profunda y serena alegría. Ilusión.
Salgo de nuevo al mundo con mi mundo.
Mi mundo nuevo para regalar.
Blanco inmaculado. Luz.
Monalisa
Sólo me aparté un momento.
Me fui a un paisaje que es sólo mío.
Un paisaje con un cielo azul infinito.
Aire fresco transparente con sabor liviano.
Rumor de aguas. Tierra ancha despejada.
Olor a pan recién hecho.
Y una gruta pequeña llena de palabras gastadas
y estrellas viejas que tiran flechas que no me alcanzan.
No me importa la circunferencia ni su centro.
El destino que me predijeron las pitonisas lo decido yo
a cada instante.
Vértigo de miradas hacia atrás.
Sin embargo Paz.
Dormí.
Después me vestí de sedas
Pinté de nuevo mi cara
Volví a sentirme ágil.
Salgo ahora, de nuevo, al mundo. Como si fuera el primer día.
Todo empieza su sorprendente danza.
Quimera de mi retiro.
Las manos llenas.
Diligente movimiento de los días.
Invitación de los sentidos.
Profunda y serena alegría. Ilusión.
Salgo de nuevo al mundo con mi mundo.
Mi mundo nuevo para regalar.
Blanco inmaculado. Luz.
Monalisa
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