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martes, 18 de marzo de 2014
Rubáiyátas (III)
Al-Ándalus será nuestro testigo
A quien, cobardemente
y como bestia impura,
te quisiera hacer ver que no es posible,
primero le maldecirás
usando para ello las palabras
más temibles que hayan sonado
desde el sagrado Éufrates
hasta esa Córdoba que el árabe
honró con su casida
y emocionó con su destierro
y después, boreal,
untándote la voz con dátiles y miel
y con los ojos llenos de culebras dormidas,
suave, cortés, mas sin vacilación
y, en fin, como si hablaras
desde las puntas de tus pechos,
respóndele que sí, que sí es posible
esa ya antigua muerte augusta:
sufrir y consumirse y reventar de amor.
Esto dile en mi nombre
y vuélvele la espalda.
Y a nosotros que nos proteja la fortuna.
Parábola
No hay amores malditos
Hay podre leyes usos
error espanto astucia
impotencias doma compraventa
cobardía y calamidad
No hay amores malditos
Félix Grande
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