Perdámonos, perdámonos más allá todavía,
en las lomas de las piedras de bronce,
en las montañas negras de septiembre,
en cuyas hondonadas
pronto alcanzarán los chopos sus hogueras.
Perdámonos, o deja que me pierda
en ti, o acaso tras las tapias,
también de bronce,
de ese mínimo huerto.
Detrás veo un nogal
y a su sombra hallaríamos
tu paz y la mía.
Llévame, o tráeme, o piérdeme
por esta amarga y dulce tierra nuestra,
pero este anochecer del verano moribundo
no me saques del laberinto sin salida
de tus ojos.
Antonio Colinas en "Libro de la mansedumbre"
Solo quiero entrar en ellos para encontrar, por fin, el minotauro. Cuando lo encuentre prometo salir de tus ojos y su laberinto.
ResponderEliminarPrecioso texto.
ResponderEliminarGracias!
Si digo hermoso poema ya lo sabes
ResponderEliminarSólo puedo decir que la poesía nos trae sentimientos tan hermosos como sus versos.
Un abrazo,mi querida Queti
¡Piérdome, piérdome...!
ResponderEliminarEncuéntrame leyendo música o escuchando poesía...
Un cordial saludo utopazziano.