Un
paseo,
dos
filas de árboles.
Los
de un lado
bailan
con la luz del sol
y
duermen con la luna.
Sueñan,
acarician
el cielo, presumen,
miran
y se dejan mirar, y
las
aves anidan en sus ramas.
Su
sombra acoge a los cansados.
Los
del otro lado
se
repliegan en sí mismos,
no
tiemblan
cuando
el viento los mece
ni
sus raíces absorben
la
sustancia de la tierra
ni
del tiempo.
Por
eso no los riego.
Terminarán
siendo hojarasca
Y
polvo al fin.
Monalisa
Todos somos árboles, a uno u otro lado del camino de la vida. Lo importante es que te planten en la linde que se riega.
ResponderEliminar¿Para cuando tu libro de poemas? Espero que pronto.
Un abrazo.
Querido Presley
ResponderEliminarNunca he pensado en publicar nada. No podría ser, por otra parte, mis poemas no son nada. Los utilizo como proceso de "sanación". Son como una catarsis. Y han llegado a ser algo imprescindible en mis días.
Gracias y un abrazo