Aunque veloz vuele la gloriosa fábula de la juventud,
no mires al mundo con ojos mundanos,
ni cambies con el clima de los tiempos.
Evita la llegada de la sorpresa:
quédate donde la Posteridad se quedará;
quédate donde los antiguos antes se quedaron,
y sumergiendo tu mano en solitarias fuentes
bebe del saber que nunca cambia:
sabio una vez, y sabio para siempre.
Herman Melville en "Lejos de tierra & otros poemas"
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