UNA CARTA MUY BREVE EN EL CORAZÓN PERDIDO
Tu dolor. Tu tristeza que me llega,
como una herida abierta.
- tu corazón doliente -
que me cuentas
en cuatro líneas apenas, muy lejanas.
Quisiera acariciarte muy despacio,
en esa soledad
que siento como mía,
que me besa en el alma y se deshace.
Y no sé qué serás, dónde tú ahora
escondes ese miedo,
dónde andarán tus días y tu sombra.
Esa sombra,
esa palabra tuya, la que entonces
recorría mi boca y removía
el temor al fantasma del olvido.
Me llega como llegan los otoños,
con la misma nostalgia de los lunes,
igual que los mensajes en la arena.
Ahora que ya no estás,
que nada eres,
se me clava tu miedo y adivino
tus noches en la cama de los otros.
Por eso, corazón tan deseado,
escribo a tu tristeza,
y sólo tengo
estos versos, la palabra
que quiere acariciar
el alma que aún deseo
y que me duele.
Rodolfo Serrano en "Los cuerpos lejanos"
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