Ven otoño manso
con tu canción triste y ordenada
con tu limpia nostalgia de luminosos
y alargados caballos al paso
tu música de silencios enarbolados
con renovadas lluvias
y charcos ocres que remedan ojos hacia atrás
remanso de falsa inmobilidad
con tus dedos largos en la hondura
y un nuevo comienzo regalado
ciclo bendito
Cuídame en serena quietud
sálvanos de la enajenación de las horas
del círculo que arde
de la devastadora espera del tiempo sin tiempo
con tus místicos tintes dulces de olvido
Otoño de oro
dórame la piel
Y el corazón
Monalisa
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