Escúchame, mujer.
Habrás, ya muerto.
Pero si en algún lugar me escuchas.
¿Sabes?, de los pocos recuerdos que atraviesan
esta soledad
atroz,
estás tú.
-***-
Y te despertarás con el amanecer
verás iluminar los cielos esa aurora
de rosados dedos que dijo aquel maestro
y tocarás ese sol que es dicha
Esta belleza me fue
regalada
desde niño y ahora me recibe
como al viajero
que tantos caminos ha
olvidado
José María Álvarez en "Como la luz de la luna en un Martini"
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