podías esperarlas, y su luz
maravillosa, elemental, purísima,
te hace feliz de pronto. Y desgraciado,
pues comprendes que no te corresponde
ese milagro ahora y que no debes
a ciegas entregarte a lo que era
propio tal vez de otro momento tuyo,
de un momento anterior, cuando tenías
fuerzas para ser libre.
Mas déjate llevar, y vive esa hermosura
con coraje, sin miedo. A qué pensar
en lo que te conviene. Es muy fugaz la dicha.
No la desprecies. Tómala. Y apura
el fulgor del relámpago.
Después,
tiempo tendrás para seguir muriéndote.
Eloy Sánchez Rosillo
No puede ser coincidencia, antes de ayer recomendaba a mis amigos "apurar el fulgor del relámpago". Me parece que compartimos página (mi manera de estar solo).
ResponderEliminar¡Feliz fulgor!
Sí, Ana. Es un amigo y, a veces, intercambiamos poemas. Además, Sánchez Rosillo es una persona más o menos cercana. Un abrazo y que tengas un feliz año.
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